El Alcázar de Colón, ubicado en la Zona Colonial de Santo Domingo, es uno de los monumentos más antiguos, valiosos y cargados de historia de la República Dominicana. Su presencia imponente frente a la Plaza de España nos transporta a los primeros años de la colonización, cuando el Nuevo Mundo apenas comenzaba a escribirse.
Este palacio fue construido a principios del siglo XVI por orden de Diego Colón, hijo del almirante Cristóbal Colón y entonces virrey de las Indias. La edificación comenzó en 1510 y finalizó hacia 1514, convirtiéndose en la primera residencia virreinal del continente americano. El Alcázar no solo fue el hogar de la familia Colón, sino también centro del poder político y administrativo de la isla. Desde allí se tomaban decisiones que afectaban no solo a La Española, sino también a otras colonias americanas. Por sus pasillos caminaron figuras clave de la historia colonial, como conquistadores, nobles españoles y altos funcionarios de la Corona.
La estructura del Alcázar combina elementos del gótico tardío, renacimiento español y mudéjar, lo que le da un estilo muy particular. Está construido en piedra coralina, característica de muchas edificaciones coloniales de la zona, y cuenta con dos niveles, múltiples habitaciones, patios y balcones que miran hacia el río Ozama. A lo largo de los siglos, el edificio sufrió saqueos, abandono y deterioro, pero fue restaurado cuidadosamente en el siglo XX, y hoy funciona como un museo que conserva piezas originales y réplicas de la época colonial, incluyendo muebles, armaduras, tapices y obras de arte.
Entrar al Alcázar de Colón es como abrir una ventana al siglo XVI. Cada sala cuenta una parte de la historia: desde el salón del trono hasta los dormitorios, la capilla y los espacios comunes donde se celebraban banquetes y reuniones diplomáticas. Todo está ambientado para reflejar la vida de la aristocracia colonial. El museo ofrece visitas guiadas y experiencias educativas para que los visitantes Dominicanos y extranjeros puedan entender mejor cómo era la vida en la primera ciudad del Nuevo Mundo. Además, desde sus balcones se disfruta una hermosa vista del río Ozama y de la Plaza de España, dos lugares cargados también de historia.
El Alcázar de Colón no solo es una joya arquitectónica, también es un símbolo del legado histórico de la República Dominicana. Forma parte del conjunto de la Zona Colonial, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1990, y es uno de los puntos turísticos más visitados del país. Es un recordatorio vivo de los orígenes de nuestra identidad, de los tiempos de conquista, mezcla de culturas y formación de lo que hoy somos como pueblo. Visitarlo es reconectarse con las raíces de nuestra historia.